Los cursos de razonamiento crítico surgieron en los EE.UU. hará cosa de 30 años como
reacción a las dificultades prácticas de la enseñanza de la lógica. La denominación razonamiento crítico se refiere a una actividad y no a una disciplina, a diferencia de denominaciones como lógica formal, lógica informal o teoría de la argumentación. En consonancia, el objetivo del curso no es presentar alguna o algunas teorías acerca de un determinado campo de estudio, sino mejorar las aptitudes argumentativas.
En la película Los amigos de Peter un personaje señala que podemos pasar algunos días sin
beber y varios sin comer pero ninguno sin justificarnos. Puesto que las justificaciones son un tipo de argumentos, se seguiría que no pasarnos ni un solo día sin argumentar. Desgraciadamente la asidudad en la realización de una práctica no garantiza la destreza en su ejecución. Según David Hitchcock los estudiantes de su curso de argumentación en la McMaster University aciertan a determinar la tesis defendida en un párrafo en el 55% de las ocasiones, porcentaje de aciertos que baja al 31% cuando se trata de establecer la relación argumental entre dos proposiciones y se sitúa en un 43% cuando se trata de decir si una proposición es un argumento principal, un argumento subordinado o una réplica. Como esos resultados se obtienen después de un proceso de adiestramiento, cabe esperar que los porcentajes sean peores en grupos sin una preparación específica en el dominio de la argumentación (a no ser, claro está, que el curso de Hitchcock sea deficiente)
El razonamiento crítico se centra en las bases racionales de pensamientos y creencias y
proporciona estándares y procedimientos para reconocer, analizar, sopesar y evaluar argumentos. Por ello el curso es una invitación a considerar las ideas y su expresión oral y escrita desde una perspectiva más estructurada y lógica. La finalidad es favorecer la claridad del pensamiento, procurar mejorar su expresión e incrementar las capacidades analíticas de los participantes para permitirles desarrollar argumentos de forma clara y persuasiva. A lo largo del curso se insistirá en:
• El reconocimiento de los argumentos.
• El análisis de los textos y discursos argumentativos.
• La comprensión del contenido y la estructura de los argumentos.
• La aplicación de las normas y criterios para la evaluación de argumentos.
• El reconocimiento de las falacias más comunes.
Para facilitar la comprensión de los conceptos y técnicas que se irán introduciendo a lo largo del curso nos serviremos de ejercicios prácticos. 2. Niveles de descripción.
Argumentar es una actividad lingüística, una de las diversas cosas que podemos hacer
con las palabras -y sólo con ellas. Por eso para entender el funcionamiento de los argumentos conviene entender primero cómo funciona el lenguaje.
¿ T i e n e s 5 € ? T e losd e v u e l v o m a ñ a n a
¿Qué está haciendo el individuo de la izquierda? Esta pregunta admite múltiples respuestas; entre otras: (a) Está emitiendo determinados sonidos. (b) Está diciendo algo. (c) Está emitiendo dos oraciones, una interrogativa y otra afimativa. (d) Está hablando con el individuo de la derecha. (e) Está pidiéndole 5 € al individuo de la derecha y comprometiéndose a devolvérselos mañana. (f) Está intentando que el individuo de la derecha le preste dinero. Todas estas respuestas son correctas y corresponden a niveles de descripción distintos. Aunque no son equivalentes entre sí, están evidentemente conectadas y puede decirse que las respuestas están ordenadas de mayor a menor generalidad. A excepción de (a), todas comportan que el individuo de la izquierda (en lo sucesivo Izquierdo) está realizando una acción esencialmente lingüística.
La descripción contenida en la primera respuesta convendría igualmente a una situación
en la que Izquierdo hubiera emitido los sonidos "carr-uí quiqui-uí", imitando el canto del avefría en la época de parada. Eso evidencia que la descripción (a) no comporta la adscripción a Izquierdo de ninguna acción lingüística.
Según la respuesta (b) Izquierdo realiza un acto de emisión. La segunda respuesta
incorpora nuevos elementos a la descripción de la acción de Izquierdo: la mención de las reglas de una lengua. (b) nos informa de que Izquierdo ha emitido, no sólo sonidos, sino palabras que forman una determinada construcción y tienen un cierto significado. Si hubiera dicho " ¿Puedes dejarme 5 €? Te los devuelvo mañana?" habría realizado un acto de emisión distinto, puesto que habría usado otras oraciones. No obstante también podría decirse que en ambos casos habría realiza la misma acción lingüística, descrita por (e).
La respuesta (c) hace una referencia implícita a las reglas y convenciones que rigen el
uso del lenguaje, al indicar que Izquierdo profiere dos oraciones de distinto tipo y al hacerlo, en unas circunstancias dadas, realiza dos actos de habla distintos: preguntar y aseverar.
La principal contribución de (d) es introducir al oyente o interlocutor en la descripción.
La existencia de un interlocutor es necesaria para que podamos hablar de comunicación. Cuando Izquierdo dice algo, está intentando comunicarse, producir determinados efectos en su interlocutor.
La respuesta (e) se opone aparentemente a la tercera. Según (c) Izquierdo hace una
pregunta (' ¿Tienes 5 €?') y una aseveración ('Te los devuelvo mañana'); según (e) Izquierdo hace una petición y adquiere un compromiso. Preguntar y pedir son cosas distintas. La pregunta ¿Tienes 5 €?' y la petición 'Dame 5 €' admiten respuestas diferentes; 'Sí tengo 5 €' es una respuesta apropiada a la primera pero no a la segunda. Sin embargo cuando Izquierdo dice ¿Tienes 5 €?' está haciendo una pregunta y, al mismo tiempo, una petición. Para explicar cómo realización de una pregunta comporta hacer una petición hay que tener en cuenta que Izquierdo está conversando con alguien y que la conversación es una forma de conducta cooperativa sujeta, en cuanto tal, a ciertas máximas o principios.
Finalmente, la última respuesta describe la acción en términos de la respuesta que
Izquierdo espera provocar en su interlocutor.
Dejando a un lado (a), que no permite concluir el carácter lingüístico de la acción
representada en la viñeta, las respuestas restantes pueden dividirse en tres grupos, en función de si inciden en
1) lo que se dice, (b) y (c), 2) lo que se hace al decirlo, (c) y (d), o 3) la respuesta que se pretende al decirlo, (f).
Dependiendo del grupo al que pertenezca la respuesta, se atribuirá a Izquierdo la realización de un tipo de acto distinto. Las terminologías más extendidas para esos tipos de actos son las recogidas en el siguiente cuadro.
En lo sucesivo adoptaremos la terminología de Austin.
La existencia de estos tres niveles de descripción se da también en otras formas de
conducta complejas gobernadas por reglas.
Podemos describir la acción representada en esta viñeta: atendiendo (1) a lo que el individuo de la camisa a rayas ( el árbitro) está diciendo (está contando), (2) a lo que está haciendo (ha iniciado la cuenta de protección) o (3) a la respuesta de los púgiles (ha interrumpido el combate).
Volviendo a la primera viñeta, concluimos que Izquierdo dice algo, emite oraciones, y
al decirlo hace algo más (pedir, prometer,.) buscando producir ciertos efectos en su interlocutor (que se dé cuenta de que le está pidiendo dinero, persuadirle de que se lo preste). Al identificar cada uno de esos actos interconectados estamos invocando distintos conjuntos de convenciones. La realización de un acto locutivo consiste en la emisión de determinados sonidos con arreglo a convenciones gramaticales y semánticas. Para que al decir algo se realice un acto ilocutivo han de darse además ciertas condiciones e intenciones. Finalmente, los actos ilocutivos tienen los efectos conversacionales que tienen en virtud de las convenciones que gobiernan la conducta lingüística cooperativa (o reglas conversacionales ). 3. Actos de ilocutivos.
Desde las Investigaciones filosóficas de Wittgenstein es un lugar común en filosofía del
lenguaje que usamos el lenguaje con una multiplicidad de propósitos o, en la terminología de la teoría de actos de habla, para realizar distintos actos ilocutivos. Según Searle y Vanderveken (1985) hay cinco tipos básicos de actos ilocutivos.
(1) Asertivos: su propósito es representar un estado de cosas como real. (2) Compromisivos: su objeto es comprometer al hablante con un curso de acción futuro. (3) Directivos: su objeto es comprometer al oyente con un curso de acción futura. (4) Declarativos: su propósito es crear una situación nueva. (5) Expresivos: sirven para manifestar sentimientos y actitudes del hablante.
En la medida en que, por ejemplo, podemos representar como real o expresar nuestros sentimientos hacia un mismo estado de cosas ( decir "Los cerezos están en flor" o exclamar "¡Los cerezos están en flor!"), pueden distinguirse dos componentes en el acto ilocutivo: la fuerza ilocutiva y el contenido proposicional. Así diremos que 'Los cerezos están en flor' y , ¡Los cerezos están en flor! comparten un mismo contenido proposicional y tienen fuerzas ilocutivas (indicativas de los objetivos ilocutivos) distintas (asertiva y expresiva, respectivamente). Por eso dice Searle que la forma general del acto ilocutivo es F(P) donde F es un indicador de fuerza ilocutiva y p es un contenido proposicional.
Según Searle y Vanderveken hay cinco fuerzas ilocutivas básicas, en correspondencia
con los cinco tipos básicos de actos ilocucionarios: asertiva, compromisiva, directiva, declarativa y expresiva. La combinación de cada una de esas fuerzas con un contenido proposicional adecuado da lugar a diferentes actos ilocutivos. Por eiemplo,
Abelardo, te prometo que serás compromivo
presidente Abelardo, tienes que ser presidente
En la última columna se emplea la notación de Searle y Vanderveken para las fuerzas ilocutivas. Para describir de manera más precisa los cinco tipos básicos de acto ilocutivo hay que mencionar, además de su objetivo, otros cinco componentes de la fuerza ilocutiva: las condiciones del contenido proposicional, la s condiciones preparatorias, las condiciones de sinceridad, el modo de logro, y el grado de fuerza. Condiciones del contenido proposicional. Algunas fuerzas ilocutivas comportan restricciones referentes a los contenidos proposicionales con los que pueden combinarse. Una oración como "Te prometo que el universo comenzó hace 10 o 20 millones de años con una explosión" es anómala porque el indicador de fuerza ilocutiva 'Te prometo' sólo puede combinarse con un contenido proposicional referente a la conducta futura del hablante. Condiciones preparatorias. Al realizar un acto de habla se da por supuesto que se cumplen ciertas condiciones. El siguiente diálogo es ilustrativo a este respecto.
A- Te prometo que te ayudaré. B- ¿Por qué supones que necesito tu ayuda? Condiciones de sinceridad. Cuando se realiza un acto ilocutivo se expresa un contenido proposicional con el mismo contenido, si bien es posible expresar estados psicológicos que no se tienen. Cuando se afirma algo se está expresando que se cree que es verdad. Eso es lo que resulta chocante en una oración como "Va a venir pero no lo creo".
Recurriendo a estos componentes y al objetivo ilocutivo para describir los actos
ilocutivos básicos, se obtiene el siguiente cuadro.
1.H tiene H cree que P Cuenta como Afirmar,
compromisivo Acción futura 1. H es capaz H tiene la Cuenta como Prometer, -P
Acción futura 1. O es capaz H quiere que Cuenta como Pedir, ordenar,
expresión de saludar, un estado quejarse, psicológico
Para describir las fuerzas ilocutivas derivadas (que permiten diferenciar los actos de la última columna del cuadro) se obtienen a partir de las fuerzas básicas restringiendo el modo de consecución, por su mayor o menor fuerza o por la adición de condiciones preparatorias o de sinceridad. Modo de consecución. En ocasiones las diferencias de posición entre el hablante y el oyente son pertinentes para la realización de un acto ilocutivo. Para dar una orden, pero no para hacer una petición, el hablante invoca su autoridad sobre el oyente. Grado de fuerza. Hay actos con la misma fuerza ilocutiva y contenido que se diferencian por el grado de esa fuerza. Por ejemplo, ordenados de más fuerte a más débil, Te prohibo que faltes > Te ordeno que vayas > Te pido que vayas > Sería bueno que fueras > Puedes venir.
En resumen, realizar un acto ilocutivo es emitir una o varias oraciones conforme a
ciertas reglas. Esas reglas son constitutivas y no regulativas. Las reglas regulativas regulan formas de comportamiento cuya existencia es lógicamente independiente de ellas (por ejemplo las normas de protocolo o el código de circulación). Las reglas constitutivas crean o definen nuevas formas de comportamiento (por ejemplo, el reglamento del fútbol). El incumplimiento de esas reglas puede ocasionar un acto fallido o un acto defectuoso, según los casos: no puedo prometer que otra persona hiciera algo pero sí puedo prometer que haré algo sin intención de cumplirlo. 4. Actos perlocutivos.
Otra posible respuesta a la pregunta con la que empieza este capítulo es:
(g) Izquierdo está convenciendo a su interlocutor de que le preste 5 euros.
¿Significa eso que convencer es, lo mismo que pedir o prometer, un acto ilocutivo? La respuesta es negativa. Convencer es más bien un efecto en el oyente de la realización de determinados actos ilocutivos; convencer es lo que Austin denomina un acto perlocutivo y Fogelin un acto conversacional. Los actos perlocutivos son lo efectos que el acto ilocutivo produce en los sentimiento, pensamientos o acciones del auditorio o del hablante. De forma aproximada podríamos decir que el acto ilocutivo se lleva a cabo al decir algo mientras que el acto conversacional o perlocutivo es el efecto producido al decir algo.
La caracterización de los actos perlocutivos plantea dos cuestiones: (1) ¿Cómo
distinguir actos ilocutivos y actos perlocutivos? y (2) ¿Qué distingue a los actos perlocutivos de otros efectos de los actos ilocutivos?
Para responder a la primera cuestión necesitamos la noción de verbo realizativo. Lo que
caracteriza a los verbos realizativos es una asimetría entre la primera persona del singular del presente de indicativo y sus restantes formas. Cuando se usa el verbo en primera persona del presente de indicativo se ejecuta la acción correspondiente mientras que en las restantes formas se describe esa acción. Así al decir 'Prometo que iré' se está realizando una promesa mientras que al decir 'Promete que irá' o 'Prometí que iría' se está describiendo la acción de prometer, no realizándola. Prometer es pues un verbo realizativo, lo mismo que felicitar, ordenar o afirmar.
Por el contrario, al decir 'Te convenzo de que vayas' no estoy convenciendo a mi interlocutor de modo que convencer no es un verbo realizativo.
La noción de verbo realizativo permite formular un test para la distinción ilocutivo
versus perlocutivo: cuando un verbo es realizativo, denota un acto ilocutivo. Por consiguiente los verbos que denotan actos o efectos perlocutivos no son realizativos. Este test ha de entenderse como una indicación útil a la hora de distinguir entre actos locutivos e ilocutivos. Hay excepciones a la correspondencia realizativo/ilocutivo y no realizativo/perlocutivo. Una de esas excepciones es insultar. Insultar es un acto ilocutivo expresivo pero decir "Te insulto" no es insultar (la explicación hay que buscarla en las normas de la cortesía). En otros casos el resultado del test no es claro. Considérese la siguiente oración ‘Dudo que se esté aplicando una política sostenible a largo plazo’. Cuando alguien la emite en circunstancias apropiadas, ¿está poniendo algo en duda o está manifestando sus dudas? Por una parte se parece a ‘ Afirmo que la política que se está aplicando no es sostenible a largo plazo’, lo que llevaría a considerar dudar (o poner en duda) como un acto ilocutivo asertivo, que se diferenciaría de afirmar por su grado de fuerza. Pero por otra parte también se parece a ‘No estoy convencido de que se esté aplicando una política sostenible a largo plazo’, lo que llevaría a clasificar dudar como un acto perlocutivo. Lo que está detrás del test propuesto es que los actos ilocutivos son convencionales y en cuanto tales pueden hacerse explícitos mediante la correspondiente fórmula realizativa ("Prometo.", "Te felicito", "Afirmo que.", etc.). Los actos perlocutivos no son esencialmente lingüísticos y pueden no corresponder a las intenciones del hablante. Por tanto, los efectos perlocutivos pueden lograrse sin realizar actos de habla.
No todos los efectos del acto ilocutivo son actos perlocutivos. Los actos ilocutivos
tienen consecuencias inherentes de tres tipos. En primer lugar, asegurar la captación de lo dicho y su fuerza por parte del auditorio. En segundo lugar producir cambios sancionados institucionalmente. En tercer y último lugar, invitar a secuelas o respuestas por convención. Volviendo al ejemplo de la viñeta, son efectos inherentes al acto ilocutivo 1) que el oyente entienda que Izquierdo le está pidiendo dinero; 2) que el oyente se de cuenta de que Izquierdo le está pidiendo una respuesta. No son, pues, efectos perlocutivos. Los efectos inherentes al acto ilocutivo acompañan siempre a una realización no defectuosa del procedimiento convencional correspondiente; los efectos ilocutivos, que pueden ser intencionados o no, pueden darse o no, aún cuando el procedimiento convencional para la realización del acto de habla se haya ejecutado de manera impecable. 5. Máximas conversacionales.
La conversación es una acción comunicativa que requiere la cooperación de los
interlocutores. Como forma de conducta cooperativa está sujeta a ciertos principios y supuestos. Básicamente se trata de equilibrar dos parámetros hasta cierto punto contrapuestos: la máxima cantidad de información y el mínimo coste o esfuerzo de procesamiento. En la medida en que los agentes comparten un interés por comunicarse, procurarán dar la máxima información con el menor coste de procesamiento para su interlocutor. La búsqueda de ese equilibrio se plasma en ciertos principios o máximas conversacionales. Grice explicita cuatro máximas conversacionales. (1) Máxima de cantidad. Procura que tu contribución sea tan informativa, ni más ni menos, como requiera el propósito de la conversación. (2) Máxima de cualidad. Procura que tu contribución sea veraz; es decir, no digas aquello que creas falso o para lo que carezcas de pruebas adecuadas. (3) Máxima de relación. Atente al objeto de la conversación. (4) Máxima de modo. Procura evitar expresiones oscuras o ambiguas, sé breve y ordenado. Cuando interpretarnos la información transmitida en una conversación hemos de tener en cuenta estas máximas, al menos mientras no tengamos razones para creer que alguno de los participantes no está cooperando. Cuando alguien nos dice "¡Cuidado con el perro!", 1. Realiza el acto locutivo de decir algo con un significado, 2. realiza el acto perlocutivo de advertir, y
3. realiza el acto perlocutivo de ponemos en guardia.
Si realiza un acto perlocutivo es porque asumimos que (i) generalmente la gente dice la verdad y (ii) la gente suele tener buenas razones para decir lo que dice; esto es, porque asumimos la máxima de cualidad.
6. Implicaturas conversacionales.
La observación generalizada de las máximas conversacionales permite extraer
implicaciones de lo que se dice que sin embargo no se enuncian explícitamente. Imaginemos que alguien dice: "García tiene tres hijos". Esa oración sería verdadera si García tuviera cuatro hijos. No obstante, normalmente interpretamos que quien lo afirma está diciendo que García tiene tres hijos y sólo tres hijos. Esta interpretación de la aserción "García tiene tres hijos" se desprende del supuesto de que el hablante se atiene a la máxima de cantidad. Esa máxima no sería respetada si afirmase que García tiene tres hijos sabiendo que tiene cuatro, pues estaría dando menos información de la requerida. Se dice entonces que "García tiene tres hijos" implica conversacionalmente "García sólo tiene tres hijos".
A veces la presunción de que los hablantes están cooperando choca con la observación
de su conducta lingüística. Así sucede en el siguiente diálogo imaginario:
A: ¿Qué hora es? B: Aún no han cerrado las tiendas.
B parece dar una información irrelevante para el tema de la conversación, esto es, B parece transgredir las máxima de relación. Si no tenemos alguna razón para creer que B no quiere cooperar (por ejemplo, porque está harto, después de dos horas, de la cháchara de A) el único modo de conciliar la réplica de B con la presunción de que está cooperando es suponer que en realidad quiere decir algo distinto de lo que literalmente ha dicho. Dicho de otro modo, el modo, en este caso, de conciliar presunción y observación es mostrar que la réplica de B implica conversacionalmente una respuesta pertinente. La explicación en este caso vendría a ser la siguiente. (1) B coopera en el desarrollo de la conversación y en cuanto tal respeta las máximas
(2) B no está en disposición de precisar la hora. Por tanto si aventurase una respuesta del tipo
"son las." estaría transgrediendo la máxima de cualidad.
(3) A sabe, y B es consciente de ello, que las tiendas cierran a las 8 h. (4) Por consiguiente, al señalar que las tiendas están abiertas, B está implicando (pero no
De este modo, las implicaturas conversacionales son calculables a partir de lo dicho y del conocimiento del contexto por medio de las máximas conversacionales.
Otra característica destacada de las implicaturas conversacionales es que son
cancelables o anulables. Por ejemplo, vimos que decir que García tiene tres hijos implica conversacionalmente que García sólo tiene tres hijos. Aunque quien asevera ‘García tiene tres hijos y puede que más’ asevera ‘García tiene tres hijos’, esa oración no implica conversacionalmente que García tenga sólo tres hijos. El efecto de añadir ‘y puede que más’ es justamente el de cancelar esa implicatura.
7. Actos de habla indirectos.
En ocasiones el acto de habla realizado al emitir una oración no coincide con el indicador
de fuerza ilocutiva que contiene esa oración. Por ejemplo,
a) ¿Puedes pasarme la sal? b) Te aconsejo que no lo intentes. c) Te felicito: no es fácil ser tan patoso. d) Pero, ¿cómo has podido hacerlo?
Según los indicadores de fuerza presentes en estas cuatro oraciones, se usarían para preguntar, a y d, aconsejar, b, y felicitar, c. Sin embargo y dependiendo del contexto, normalmente usamos la oración a para hacer una petición, b parece más bien una amenaza, c no es desde luego una petición, sino un insulto y d podría ser una recriminación. Cuando se usan esas así, se dice que tienen una fuerza ilocutiva indirecta (la de una petición, una amenaza, una felicitación, una recriminación}. La fuerza ilocutiva indirecta se infiere contextualmente usando las máximas conversacionales.
Antes de esbozar la reconstrucción de la fuerza indirecta de la oración a, veamos las
condiciones a las que estaría sujeta la realización de los actos ilocutivos correspondientes a la fuerza literal de las oraciones ‘¿Puedes pasarme la sal?’ y ‘Pásame la sal’.
o puede dar la información requerida.
pasarme la sal? No es obvio que o fuera a dar esa
información en el curso normal de los información
No es obvio que o fuera a darle la sal le dé la sal.
Veamos cómo se infiere, en un contexto determinado, la fuerza indirecta que tendría
una proferencia de a. Al decir ‘¿Puedes pasarme la sal?’ el hablante h está cooperando en la conversación. Por tanto, h procura que su contribución a la conversación sea pertinente. El salero está a la vista, cerca de su interlocutor, i, y es evidente que éste tiene las capacidades motrices normales, de modo que es obvio para ambos que sí puede darle el salero. Adviértase que esto comporta que no se cumple una de las condiciones preparatorias asociadas a la fuerza directa de la emisión y que o es capaz de percatarse de ello. Luego, si el hablante se atiene realmente a la máxima de relación, es que quiere decir algo distinto a lo que literalmente dice. Si, pese a todo, h está aparentemente interesado en saber si o puede pasarle la sal es porque esa información, aunque obvia, es pertinente, y lo es porque h quiere que le dé la sal. Así pues, h quiere que o reconozca, a través de su emisión, su intención de que le pase la sal, y por eso la emisión de h cuenta como un intento de hacer que o le pase la sal.
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